jeudi 8 mai 2014

Las cinco caras de la negación en Mapudungun (y otros asuntos)


Luego de haber leído la entrevista al señor Ziley Mora hecha por la revista Las Magas, llamada En el léxico mapuche, no existe la negación, me siento en el deber ético de reivindicar la falsa información que en ella he leído. Me parece indignante –debo confesar– que este señor presente información falsa y tergiversada de manera irresponsable. Digo irresponsable, porque luego esa información es esparcida como si fuente fidedigna para construir nuestro (des)conocimiento. El saber se construye como las paredes, donde un ladrillo se apoya sobre otro; no podemos construir una pared sobre ladrillos de fantasía. Me parece lamentable; mal que mal, hubiera sido fácil verificar la veracidad de la (des)información que él nos entrega. Basta con consultar a cualquier hablante de mapudungun, o con revisar una de las tantas fuentes que se encuentran de forma gratuita en internet y que son de libre acceso, como el sitio web Memoria Chilena.

Me parece una burla a nosotros los lectores, y una falta de respeto hacia los Mapuche, sobretodo a aquellos que han dedicado sus vidas a transmitir, mantener, revivir y hacer valer su idioma. Entre esos Mapuche también se cuenta un grupo que no sólo son hablantes nativos, sino que además son lingüistas profesionales. Ellos han tenido la valentía de abandonar sus hogares para ir a estudiar lejos, la paciencia de enseñarnos, y la fuerza, el amor y la dedicación para escribir numerosos libros sobre su lengua que –me atrevería a pensar– este señor ni siquiera ha abierto.

Que quede claro, no pretendo aquí criticar su idea de base sobre la ontoescritura, método que me parece bastante válido y por lo demás hermoso. Tampoco su –tal vez– buena intención de hacernos amar y revalorar la cultura Mapuche y nuestras raíces, de reconciliarnos y reencontrarnos con nosotros mismos. Sólo quiero desmentir los conceptos equivocados que ha esparcido sobre la lengua Mapuche, que reflejan su evidente desconocimiento de la lengua sobre la que pretende darnos cátedra. Uno es libre de creer lo que quiera, pero para escribir y vender libros etiquetados como académicos, uno debe hacerse responsable, confirmar, verificar y validar lo que publica, porque eso puede tener repercusiones graves. Lo que puede parecer una fantasía inocente –tal vez en un afán por vender más– puede ser bastante dañino para las personas que pertenecen a esa cultura, sobre todo cuando estas fantasías son luego tomadas como fuentes de información seria.

Cabe indicar que los ejemplos a los que me referiré en este texto son todos sacados de la autobiografía de Pascual Coña, hablante nativo de Mapudungun, recopilada y transcrita en el año 1930 por el padre E. de Moesbach. Preferí hacerlo así, porque de esta manera la gente podrá comprobar fácilmente su veracidad (el texto completo está disponible de forma gratuita en el sitio Memoria Chilena). En algunos casos, a continuación de cada ejemplo colocaré la versión afirmativa de la misma frase, para comprender mejor cómo funciona la negación en el Mapudungun. Para hacer la lectura más fluida, utilizaré el Alfabeto Unificado, propuesto en el año 1986 para la escritura de dicho idioma, con dos ligeras modificaciones: la grafías <lh> y <nh> para los fonemas interdentales, que el alfabeto unificado representa con las letras subrayadas <l> y <n>, respectivamente; y la grafía <ŋ> en lugar de la combinación <ng> que utiliza el alfabeto antes mencionado. Las reglas gramaticales que expondré pueden ser verificadas en los libros listados en la sección “obras consultadas” al final de este documento.


1. La negación en la lengua Mapuche

El Mapudungun, como toda lengua natural, tiene sus propias reglas gramaticales que la hacen única. Bajo este principio podemos decir que algunas de sus reglas pueden parecerse a las del Castellano, mientras que otras pueden ser diametralmente diferentes. El Mapudungun es, entre otras cosas, una lengua bastante rica en formas de expresar la negación. Que estas formas sean distintas a las del Castellano no significa que no existan, significa simplemente que se expresan de otra manera, tal como veremos a continuación.

1.1. La partícula negativa nu

La forma más simple de negar en Mapudungun es con la partícula nu (a veces pronunciada no). Aunque para algunas personas podría parecer que se trata de un préstamo del Castellano, no es así. Ya en la primera gramática escrita sobre la lengua Mapuche, compuesta por el padre Luis de Valdivia en el año 1606, aparece mencionada. Sirve para negar sentencias.

- Iñche ñi kulliñ nu tüfa.
Esos no son mis animales.
+ Iñche ñi kulliñ tüfa.
Esos son mis animales.

- Welu che nu tüfa.
Pero esas no eran personas.
+ Welu che tüfa.
Pero esas eran personas.

- Chem kulliñ nu rume, ruka nu rume, che nu rume.
Ni siquiera un animal, ni casa, ni persona.
+ Chem kulliñ rume, ruka rume, che rume.
Cualquier animal, o casa, o persona.


1.2. El infijo negativo -nu-

Sirve para negar verbos no finitos, es decir, verbos que no están conjugados en cuanto a persona y tiempo. Entre estos verbos se cuentan aquellos que están en modo infinitivo, modo optativo, o que expresan finalidades.

- Ñi küme machiŋenuael.
Para que yo no sea una buena machi.
+ Ñi küme machiŋeael.
Para que yo sea una buena machi.

- Ta ñi yewenŋenuam.
Con tal de que yo no pase vergüenza.
+ Ta ñi yewenŋeam.
Con tal de que yo pase vergüenza.

- Petu ñi inun eŋün resalkünuŋekeyŋün.
Cuando aún no han comido suelen ser puestos a rezar.
+ Petu ñi in eŋün resalkünuŋekeyŋün.
Cuando aún están comiendo suelen ser puestos a rezar.

1.3. El infijo negativo -la-

Este sufijo negativo es la forma más común de expresar oraciones negativas en Mapudungun, a pesar de que su uso está restringido a verbos en modo indicativo, es decir, aquellos que están conjugados en tiempo y persona.
                 
- Pepileflay ŋürü.
No pudo escapar el zorro.
+ Pepilefi ŋürü.
Pudo escapar el zorro.

- Welu petu eluŋelan feychi wüne kimpeyüm chillka.
Pero aún no se me entregaba este primer libro de aprendizaje.
+ Welu petu eluŋen feychi wüne kimpeyüm chillka.
Pero aún se me entregaba este primer libro de aprendizaje.

- Inaduamlafuyŋün.
Ellos no reflexionaban.
+ Inaduamfuyŋün.
Ellos reflexionaban.


1.4. El infijo negativo -ki-

Esta forma de negación se utiliza en las frases imperativas negativas o prohibiciones. Combinada con la partícula negativa -nu-, agrega un matiz aún más fuerte a la prohibición.

- Konpakilmün!
¡No entren!
+ Konpamün!
¡Entren!

- Wesa konümpamukili.
No vengan a hacerme entrar en desgracia.
+ Wesa konümpamuchi.
Vengan a hacerme entrar en desgracia.

- “Femkinueli, kullian” – pi ŋürü.
Ni se te ocurra hacerme eso, pagaré” – dijo el zorro.
+ “Femen, kullian” – pi ŋürü.
“Hazme eso, pagaré” – dijo el zorro.

1.5. La partícula negativa .

Si bien es una expresión prácticamente en desuso hoy en día, porque suele ser reemplazada por la expresión felelay “no es así”, antiguamente era común utilizarla como respuesta para negaciones simples.

- “, felelaay” – pi ŋenh fotüm.
No, no será así” – dijo el padre.
+ “Feleay may” – pi ŋenh fotüm.
“Sí, así será” – dijo el padre.

- , felelay; niey ta düŋu mi konha, nüfiñ kiñe dallukafe mew.
No, no es así, tu mocetón tiene un asunto, lo tomé de un testigo.
+ Feley may; niey ta düŋu mi konha, nüfiñ kiñe dallukafe mew.
Sí, así es, tu mocetón tiene un asunto, lo tomé de un testigo.

2. Traducciones extrañas

A continuación veremos algunas frases mencionadas en la entrevista, las cuales fueron malinterpretadas por el entrevistado dando lugar a traducciones bizarras.

2.1. “Tu amor murió a mis ojos”

Una frase que aparecía en el artículo era ŋelay ayün, que el autor traduce a algo así como “tu amor murió a mis ojos”. A primera vista la traducción me descolocó, pues esa frase significa simplemente “no hay amor”, y no entendía qué tenían que ver los ojos y la muerte. Luego comprendí la naturaleza de su malentendido: pasa que el autor condundió la frase ŋelay ayün con ŋe lhay ayün, donde ŋe significa “ojo(s)”, lhay significa “murió” y ayün significa “amor”. El detalle está en que se interpretó la palabra ŋelay, que significa simplemente “no hay”, como dos palabras: ŋe lhay. Pero no sólo creyó ver dos palabras donde hay sólo una, sino que además confundió el fonema /l/ “l alveolar” de palabras como ŋelay “no hay”, küla “tres” y küpalün “traer” con el fonema /lh/ “l interdental” que hay en palabras como lhan “morir”, lhafken “lago” y alhü “mucho”. Para terminar de explicar el malentendido, aunque la frase hubiese sido efectivamente ŋe lhay ayün, su construcción gramatical es incorrecta y, a menos que nos queramos hacer entender de forma rudimentaria, dicha oración no significa nada.

Ahora, ¿cómo podemos asegurar que esa partícula negativa -la- (que ya mencionamos en la sección anterior) no tiene nada que ver con el verbo lhan “morir”?. Primero, porque las sílabas -la- y lha- se pronuncian distinto. Segundo, como habíamos dicho antes, la forma que toma la negación cambia de -la- a -nu- o -ki- en algunos contextos gramaticales. Analicemos los siguientes ejemplos en los que aparecen las formas ŋela- y ŋenu-:

- Chadi ŋelafuy feychi mew.
No había sal en ese entonces.

- Kom wüday che, ŋewelay trawün, amukilmi.
Se dispersó toda la gente, ya no hay junta, no vayas.

- Ŋenuyüm tromü, fey punh mew mütewe llifüdwey tüfachi waŋülhen.
Cuando no hay nubes, entonces en la noche brillan muchísimo estas estrellas.

- Fanten mew may ñi ŋenuam wesa düŋu.
Para que en adelante, pues, no hayan malos asuntos.

- Entrikey kulliñ ŋewenuchi kachu.
Se debilitan los animales por ya no haber pasto.

- Ŋenulu pire ka fütra traŋliñ, fey “domo tripantu” piŋekey.
Aquellos en los que no hay nevazones ni fuertes heladas se llaman “año femenino”.

Segundo, analicemos las siguientes frases en las que aparece la raíz lha- “morir” junto al negativo -la-:

- Fewla tüfa kutranküley, welu iñchiñ iñ duam moŋepe! Lhalaay.
Ahora éste está enfermo, pero por nuestra necesidad, ¡que viva! No morirá.

- Tüfachi ad ñi fotüm moŋeperkeafuy? Lhaperkelay?
¿En esta foto mi hijo estaría vivo, acaso?, ¿no murió, por casualidad?

- Feychi malon mew lhaŋümuwkelafuyŋün.
En esos malones no solían matarse los unos a los otros.

- Iney nu rume lhayelay ñi lladkün.
No se muere nadie de tristeza.

Basta con poner atención a cada frase para darse cuenta de sus estructuras. En todas aparece la raíz lha- junto con la partícula -la-. Si ambos morfemas fuesen el mismo, ¿deberíamos analizar la palabra como “murió la muerte”?. Es más, la partícula negativa -la- (como dije en la sección anterior) existe sólo cuando el verbo está en modo indicativo. Veamos otros ejemplos en los cuales vuelve a aparecer la raíz lha-, pero la forma que toma la partícula negativa cambia:

- Füreniemuaiñ ta ñi pekan lhanuael kutran.
Favorécenos para que el enfermo no muera en vano.

- Doyŋey kam lhaael kutran? Lhakinulpe!
¿O sería mejor que muriera el enfermo?, ¡por favor, que no muera!

- Fey may nütramyepuafiñ wenu mapu, piken may, petu ñi lhanun mew fachi anhtü.
De cada una de esas cosas hablaré en el cielo, digo, claro, porque hoy día aún no he muerto.

Creo que con estos ejemplos debería quedar más que claro que la partícula de negación no tiene nada que ver con el verbo “morir”, y que la partícula -ŋe- no tiene nada que ver con los ojos. La lingüista mapuche Elisa Loncon dedica un capitulo completo de su libro Morfología y Aspectos del Mapudungun a analizar el origen y evolución de la partícula -ŋe-. También la lingüista María Catrileo, en su libro La Lengua Mapuche en el Siglo XXI, nos da una descripción de cada tipo de negación. Conociendo la gramática de la lengua Mapuche, puedo ofrecer el significado original de la frase, y ver como cambiaría bajo diferentes condiciones:

- Ŋelay ayün: no hay amor.
- Ŋelafuy ayün: no había amor.
- Ŋelaafuy ayün: no habría amor.
- Ŋewelay ayün: ya no hay amor.
- Ŋelaay ayün: no habrá amor.
- Ŋewelaay ayün: ya no habrá amor.
- Ŋenule ayün: si no hay amor.
- Ŋenufule ayün: si no hubiese habido amor.
- Ŋenulu ayün: cuando no hay amor.
- Ŋenuyüm ayün: donde no hay amor.
- Ŋenumum ayün: donde no había amor.
- Ŋenuam ayün: para que no haya amor.
- Ŋenun ayün: no haber amor.
- Ŋenuel ayün: que no haya amor.
- Ŋekilpe ayün!: ¡que no haya amor!

2.2. “El que le habla al alma”.

En otra sección de la entrevista, aparece traducida la palabra ampife como “médico”, pero se va más allá y se intenta dar una interpretación que, según el entrevistado, significa “el que le habla al alma”. Bajo esta interpretación, Mora dice reconocer los elementos am (alma), pi- (decir) y -fe (persona que se dedica a una actividad). Esta historia podría ser muy interesante, si no fuera porque no tiene cabida bajo las reglas gramaticales de la lengua mapuche. En otras palabras, si bien los elementos por separado portan esos significados, para juntarlos en una sola palabra requerirían ciertas condiciones que en este caso no cumplen. La primera de estas condiciones es el orden de las palabras, pues, si bien el Mapudungun se sirve de la incorporación nominal para inventar nuevos verbos (tal como lo hacen otras lenguas), los elementos incorporados suelen ir a la derecha de la raíz, jamás a la izquierda:

- Feychi pu loŋko pürakawellküleyŋün.
Estos loncos están montando a caballo.
·      Püran = montar.
·      Kawell = caballo.
·      Pürakawellün = montar a caballo.

- Ñi müleel feychi konfentu mew kintuküdawün waria mew.
Mientras estaba en aquel convento fui a buscar trabajo a la ciudad.
·      Kintun = buscar.
·      Küdaw = trabajo.
·      Kintuküdawün = buscar trabajo.

- Koni ñi lhaŋümufisan eŋün.
Ellos comienzan a matar ovejas.
·      Lhaŋümün = matar.
·      Ufisa = oveja.
·      Laŋümufisan = matar ovejas.

Por otro lado, en el libro Morfología y Aspectos del Mapudungun, Elisa Loncon hace diversos análisis sobre la incorporación nominal en el Mapudungun, en el que nos muestra que no todas las palabras permiten dicho fenómeno. En uno de sus análisis pone especial énfasis a los vocablos püllü, alwe y am, todos con un significado que podría acercarse a “alma” o “espíritu”. Precisamente, una de las cosas que nos cuenta en ese análisis es que las palabras püllü y alwe pueden ser incorporadas a los verbos, pero la palabra am no admite ese fenómeno. Los ejemplos que ella nos da como válidos son pu kalku mütrümalwekey renü mew "los brujos llaman al espíritu en el aquelarre" y mütrümpüllükeiñ wiŋkul mew "llamamos al espíritu en el cerro". Como contra ejemplo nos da una frase *incorrecta* que corresponde a mütrümamkeiñ mawida mew "llamamos al espíritu en la montaña". Como dato suplementario, de los elementos del ritual funerario Mapuche es el amulpüllün “enviar el alma”:

- Eymi amulpüllüafimi tüfachi lha.
Tú despedirás el alma de este difunto.
·      Amulün = enviar.
·      Püllü = alma.
·      Amulpüllün: enviar el alma.

- Renü mew mülellefule ta ñi am, ditulmetuafiiñ.
Aunque su alma esté en la cueva misma de un brujo, la recuperaremos.

Ya conociendo esta dinámica, y sabiendo de antemano que la palabra am no puede ser incorporada a un verbo, ¿no parece extraño que la palabra ampife lleve el elemento am al inicio, y no dentro del verbo como debería ser?. La respuesta es bastante simple: ¡no es una palabra propiamente mapuche!, sino que se trata de un préstamo del Quechua. La palabra para “médico” en Quechua sí que es hampiq, derivada de la raíz hampi- (curar), donde la -q final cumple la misma función de la terminación -fe del Mapudungun, es decir, “persona que se dedica a”. Es más, aparte de hampiq (curandero) hay numerosas voces quechuas que derivan de ella, como hampikuy (curarse), hampichiy (hacer curar a otro), hampimuyki (vengo a curarte), hampichun! (¡que se cure!), hampitamuy (curarse de casualidad), etc. Al carecer el Mapudungun del fonema /h/, éste simplemente desaparece al ocurrir el préstamo y la raíz pasa de hampi- a ampi-, siguiendo los cambios fonéticos básicos que sufre cualquier palabra que penetra al Mapudungun. Alguien me va a decir: “¿pero cómo va a pasar una palabra del Quechua al Mapudungun?”. Pues, no tiene nada de raro y no debe sorprendernos, ya que antes de la llegada de los Españoles el contacto entre los Inca y los Mapuche fue bastante intenso, y hay muchas palabras mapuches que provienen del Quechua, tales como challwa (de challwa, pez), achawall (de atawallpa, gallo), chillka (de qillqa, diseño), wampu (de wanpu, canoa), pütra (de patra, vientre),  posko (de pusqu, levadura), kamañ (de kamayuq, el que ejerce cierto oficio), kamarikun (de kamarikuy, una celebración), y la lista podría continuar.

2.3. “El dueño”

Si bien el error que aparece en esta sección no es grave, aprovecho el vuelo para corregir esta pequeña confusión que el autor de la entrevista hizo sobre dos términos distintos: ŋenh, que se refiere al “dueño o al guardián de algo”, y el verbo ŋünen que significa “gobernar, mandar o regir”. Efectivamente, en la cosmología mapuche se habla mucho de los ŋenh, como por ejemplo el Ŋenh Ko “el Guardián del Agua”. Sin embargo, quien rige a los humanos no es un ŋenh, sino Ŋünechen. Si seguimos la explicación de la sección anterior, podemos desglosar la palabra a partir del verbo ŋüne- “regir” y el elemento incorporado che “gente”. También en la autobiografía de Pascual Coña aparecen numerosos ejemplos de estos términos:

- Welu feychi ŋenh ñawe, iñche ñi yom cheche, kimpalafwiñ.
Pero al padre (lit. “dueño de hija”) de ella, mi bisabuelo materno, no llegué a conocerlo.

- Kiñe Padre, ŋenh chaw emürke, tranapufuy ŋümapelu.
Un Padre, que resultó ser hijo (lit. “dueño de padre”) del difunto, cayó al suelo en llanto.

- “Ŋelay ŋenh ruka” – pikefuy müten.
“No está el dueño de casa” – decía no más.

- Feychi pu domo ŋenhke palin mekekey ñi dewman challa korü.
Estas mujeres organizadoras del palin solían ocuparse en preparar las ollas de caldo.

- Wüne mütrümürkefi ta iñ poyen ñidol loŋko Wakiñpaŋ ŋünenielu Kollilewfü.
Primero llamó a nuestro querido líder lonco Huaquinpán que tenía bajo su mando a Colileufú.

- Feychi mew ñidolkünuŋefun ñi ŋüneafiel tüfachi kom iael.
En ese entonces había sido designado jefe para administrar toda esa comida.

- Küme Ŋünechen, fey may machilaenew, ta ñi küme cheŋeam.
El Buen Regidor de los Hombres, él, pues, me hará machi, para que yo sea buena gente.

- Kisu ŋünewtukefuyŋün.
Ellos solían gobernarse solos.

- Fey ŋünekefuy kom ruka mew mülechi che.
El comandaba a todas las personas que vivían en la casa.

- “Machiŋeaymi” – pienew Wenu Mapu Ŋünechen.
“Serás Machi” – me dijo el Regidor de los Hombres en el Cielo.

- Pimeafimi ñi pu loŋko ñi ŋünefiel.
Irás a decirles a los que son subordinados de sus loncos.

- Eymi lelinieen, eluŋillatunen; kisu ñi ŋünewün machifuli, fewla kimlaafun tüfachi ŋillatun.
Tú me tienes bajo tu mirada, me diste el guillatún; si yo me hubiese hecho machi por mí propia voluntad, ahora no conocería estos guillatunes.

- “Ŋünechen” ka “Ŋünemapun” piŋefuy kay.
Regidor de los Hombres” o “Regidor de la Tierra” se llamaba también.


Para terminar

Creo que debemos mirarnos al espejo y amarnos por lo que somos, no podemos crear una imagen de nosotros mismos en base a una fantasía. Es como cuando en Chile tratábamos de construirnos a imagen y semejanza de un idealizado europeo: grande, rubio, esbelto e intelectualmente superior. Ahora nos miramos y nos reímos de lo ridículos que fuimos. Y, sin embargo, esto es lo mismo pero del otro lado. En nuestro intento por reivindicar nuestras raíces y nuestra cultura hemos caído en un indigenismo fantasioso, donde se construye una imagen de nuestros pueblos pre-colombinos como un Jardín del Edén, con una imagen totalmente idealizada de lo que nos hubiera gustado ser. Cuando nos idealizamos ya no queda cabida para la autocrítica, y caemos en el mismo juego racista que tanto aborrecíamos, la única diferencia es que quedamos en el otro equipo. No necesitamos todos esos velos, amémonos por lo que somos: personas, con todos sus defectos y virtudes, aciertos y errores. El Mapuche es, antes que cualquier cosa, una persona, con todo lo que ello implica; y el Mapudungun es un universo maravilloso, no necesitamos disfrazarlo de lo que no es para poder admirarlo. Finalmente, cada uno es libre de creer lo que quiera, pero si vamos a escribir libros “académicos” entonces hagámoslo bajo las reglas de la academia y no del new age.

~ Amaru

Obras consultadas

Lista de algunas palabras quechuas en las que se encuentra la raíz hampi:  http://aulex.org/qu-es/?busca=hampi

Vocabulario recopilado del Mapudungun, que incluye una lista de las voces prestadas: http://wold.livingsources.org/vocabulary/41

Sitio Memoria Chilena, con acceso libre a materiales sobre el Mapudungun: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3594.html 

Morfología y Aspectos del Mapudungun, Elisa Loncon, 2011.

La Lengua Mapuche en el Siglo XXI, María Catrileo, 2010.

A Grammar of Mapuche, Ineke Smeets, 2007.

Mapudungun. El habla Mapuche, Fernando Zúñiga, 2006.

Diccionario Lingüístico-Etnográfico de la Lengua Mapuche, María Catrileo, 1995.

El Mapuche o Araucano, Adalberto Salas, 1992.

Idioma Mapuche, Ernesto de Moesbach, 1962.

Vida y costumbres de los indígenas araucanos en la segunda mitad del siglo XIX, presentadas en la autobiografía del indígena Pascual Coña, Ernesto de Moesbach, 1930.

Diccionario Araucano-Español y Español-Araucano, Félix José de Augusta, 1915.

Gramática Araucana, Félix José de Augusta, 1903.

Gramática de la Lengua Chilena, Andres Febres, 1846.

Arte, y Gramatica General de la Lengva qve corre en todo el Reyno de Chile, Luis de Valdivia, 1606.


10 commentaires:

  1. Aquí otra joya crítica:

    "Después de Queupul, Pedro Alonzo Retamal, dio a conocer su
    Epu mari quiñe ülcatun, 1970. Este título, que quiere decir en español “Un dos tres cantos”, agrupa un conjunto de poemas que integran la experiencia y el modelo del canto mapuche con las normas de la expresión poética winka..."

    Iván Carrasco, especialista en poesía mapuche.

    http://es.scribd.com/doc/64283677/POESIA-MAPUCHE-ETNOCULTURAL-Ivan-Carrasco

    -pág 8 (en el documento pág 202).
    .

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  2. Hola, Javier!
    Pues, bueno, creo que tenemos que ser muy cuidadosos cuando nos otorgamos títulos. Yo creo (espero que no se tome a mal mi comentario) que alguien que se presenta como "especialista en poesía Mapuche" debería al menos saber que "epu mari kiñe" quiere decir "veintiún", y no "un dos tres". Cuando no somos lingüistas y queremos lanzar conclusiones sobre un asunto que compete al idioma, lo mínimo que deberíamos hacer es preguntarle a un experto de dicha área. El problema es que pocos lo hacen, no sé si por ingenuidad o por otros motivos. Ayer conversaba de eso con otro amigo, precisamente sobre la historiadora peruana María Rostworowski. Ella escribió un libro muy completo sobre la historia y la civilización Incaica. Sin embargo, dedicó un capítulo prácticamente completo a hablar sobre un supuesto sistema de castas matrilineares en los Incas, según ella motivado porque el término para designar dichas castas era "panaqa", que en idioma Quechua significa "la hermana". El problema es que ella olvidó dos detalles no poco importantes:

    1.- Que la palabra para decir "hermana", en el Quechua de aquella época, no era "pana" sino "pani".

    2.- Que en aquella época los Incas aún no hablaban el Quechua, sino el Puquina; el Quechua era un idioma que aún no llegaba a la zona donde se desarrollaba su civilización. Los Incas decidieron adoptar el Quechua mucho más tarde, cuando se expandió el comercio de Chinchay.

    Todo esto, para decir que hubiera sido más fácil partir por la pregunta más básica: ¿qué idioma hablaban los Incas en esa época?. El Puquina. Y, ¿qué quiere decir "panaqa" en Puquina?. Simplemente "descendencia". Como ves, muchas veces llegamos a conclusiones totalmente erróneas simplemente por no saber interpretar los idiomas.

    Muchos saludos, y gracias por pasar!
    Hugo.

    P.S. Acabas de bautizar mi blog, eres el primero en comentar :-)

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    1. Hola, he visto hace tiempo tu trabajo sobre las lenguas y creo que es un buen aporte. Sin embargo quisiera agregar algo sobre Iván Carrasco, podríamos decir que él es el iniciador en la crítica de poesía mapuche en Chile. Creo que es nuestro deber como críticos manejar por lo menos un nivel básico del idioma, y ha sido un error en el artículo que mencionan. Pero la poesía mapuche es un mundo mucho más amplio que eso. Me refiero a que él tiene mucho que decir en poesía chilena y mapuche, y quizás no maneje el idioma, pero su trayectoria académica le permite escribir sobre poesía etnocultural. Yo no estoy muy de acuerdo con algunos de sus planteamientos y como te decía, creo que hay que manejar algo el idioma, pero creo que invalidar a alguien por solo un aspecto de un fenómeno tan complejo, tampoco es justo. Quizás decir que quedó al debe, o que falta algo, pero negarle su voz, no. Bueno es un aporte, apelo a una crítica constructiva del asunto. Es la idea no?

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  3. Claro, Hugo, la especialización o supuesta especialización no puede ser tal si se olvida de lo básico. A eso se le llama irse por las ramas y olvidarse de la raíz. Kvme kvzaw tami blog, wenvy, fenxen mañvm.

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  4. Hola, Amaru.

    Muchísimas gracias por haber escrito esto. Me alegra ver que hay gente con pasión y con tanta determinación y paciencia.

    Me ha interesado la cosa de negación y por este viene mi pregunta: ¿Hay alguna explicación de lo por qué se diferencia todas estas formas de negación? Esto influye a la "vista del mundo"? (no sé la palabra exacta para definir el nombre de lo que percepcionan el mundo los hablantes de cada idioma). ¿Hay algunos artículos de esta tema? ¿O libros? ¿O quizás te apetecería decir más sobre esto?

    También, he visto, que cuando se junta el verbo con el nombre, se quita la "n", pero un ejemplo has quitado también la "ü". ¿Esto depende del verbo?

    Kuba

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    1. Hola, Kuba.

      La verdad es que no tengo idea de por qué existe esta diversidad en las formas de negar en el mapudungun. Bueno, no soy lingüista tampoco, así es que imagino que alguna razón técnica se me escapa. Lo importante para mí es saber que existen y en qué caso se debe utilizar cada una.

      Sobre lo de "la vista del mundo", tengo entendido de que hay dos escuelas que se oponen. Los primeros, más apoyados por el sentido común (aunque de gente sin formación en lingüística), dicen que la lengua influye en tu forma de ver el mundo; los segundos, más apoyados por la evidencia científica (¿o por la falta de evidencia?) dicen que la lengua no influye porque todas las ideas pueden expresarse en todas las lenguas, sólo que cambia "la información mínima necesaria que debe ir incluida en una frase gramaticalmente correcta". Por ejemplo, en un verbo conjugado en castellano, puedes decir "yo salgo" o "nosotros salimos", por lo tanto esa "información mínima" en este caso corresponde a la distinción entre singular y plural. En cambio, en el mapudungún debes distinguir entre "tripan" (yo salgo), "tripaiyu" (nosotros dos salimos) y "tripayin" (nosotros varios salimos). O sea, en ese aspecto puntual, el mapudungún exige más información que el castellano, puesto que además del singular o plural, se debe expresar el dual. Pero no se puede decir que una lengua sea "más informativa" que otra, puesto que cada información se da en rasgos puntuales. Por ejemplo, en el caso de los sustantivos el castellano es más informativo que el mapudungún en cuanto al plural (que en mapudungún se puede omitir). Creo que no soy la persona indicada para recomendar artículos sobre ese tema, me declaro más bien ignorante (aunque si los tienes, feliz de que me los mandes, me gustará leerlos).

      Sobre la terminación de los verbos en -n, pasa lo siguiente: la ü en el mapudungún es una vocal especial, porque es un fonema vocálico pero también puede introducirse como sonido epentético (es decir, como sonido que aparece para acomodar pronunciaciones que de otra forma serían imposibles). Por otro lado, las raíces verbales del mapudungún pueden terminar tanto en vocal como en consonante. Por ejemplo, tripa- (salir) termina en vocal, pero kon- (entrar) termina en consonante. Para formar el infinitivo del primero basta agregar la -n y queda tripan, pero para el segundo no se puede porque la palabra konn sería imposible en mapudungún; en ese caso se usa la ü de apoyo y el infinitivo queda como konün. Aquí viene la gracia: hay verbos cuya raíz termina en vocal, y pasa que esa vocal es precisamente -ü (como katrü- "cortar", weñaŋkü- "entristecerse", etc). En esos casos, la ü *no* desaparece al conjugarse el verbo, puesto que forma parte de la raíz. En cambio en los verbos cuya raíz terminan en consonante esa ü desaparece, porque en realidad no forma parte de la raíz, sino que es una vocal epentética (ejemplos kon- "entrar", küzaw- "trabajar", pelom- "iluminar", etc).

      Espero haber aclarado las dudas, y muchas gracias por leer mi blog, me da una gran satisfacción saber que está cumpliendo su objetivo.

      Saludos!
      Hugo.

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  5. Lo que pasa con la negación en mapudungun me acuerda de lo que lo mismo o, bueno, un poco parecido, hacen los laponeses (Saami) porque ellos en sus idiomas "conjugan" la palabra "no"; no sé exactamente como funciona, pero me parece que si se junta con el verbo o el sustantivo, entonces tienes dos formas distintas.

    Esto es una tontería decir que cada idioma suele usar las mismas maneras para expresar algunas cosas. Ejemplo: en coreano hay honorificación que es un sistema de 1. llamar a las personas con sus nombres adecuados, como por ejemplo 성생님 (songsengnim; el profesor). Obviamente, en español también les llamamos a nuestros profesores "el profesor", pero no lo hacemos con hermanos. Normalmente no decimos: oh, mi hermano mayor. En coreano sí. Y también en húngaro. Entonces no hay ningun motivo resonable para acordarse con la segunda teoría.
    Bueno, si no lo conoces, no pasa nada!

    Ah, entiendo. Lo mismo pasa en húngaro. Muchas veces necesitamos la vocal vinculante para pronunciar algo más fácil.

    Sí, muchísimas gracias, todo claro.

    Un abrazo,
    Kuba

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    1. Pues no tengo nada que agregar, gracias por lo que acabas de contarme, que me entero de cosas que no sabía. Nuevamente estoy muy feliz de que mi blog se vuelva un espacio de aprendizaje, pero sobretodo de participación y buen intercambio. Saludos! :)

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  6. ... y si el curita imprimió mucho "ruido judeocristiano" a las ideas del converso Pascual?? y por tanto dicha fuente tampoco es tan confiable?? Y si el modelo colonialista alfabetizador y grafemario del q usted forma parte busca absorber con sus técnicas lo q le es inaprensible a su imaginario y por tanto a la técnica misma???
    ... de que sirve tanta filología si no me puede resolver lo esencial: cómo digo "ampife" entonces?? -porque no es "médico" lo que yo quisiera decir sino 'el que le habla al alma' ??

    Usted parte afirmando que quiere construir paredes con sólidos ladrillos pero habemos muchos que queremos casitas de barro y preferiríamos que no existieran ni los cercos.
    Usted habla de lingüística pero se remite a la mera disección de palabras aisladas que terminan significando nada.
    Los filólogos son poetas frustrados???
    Yo creo q usted tiene algo personal con Zeley Mora y la desestructura y vulgarización que él representa porque amenaza su reducto. La academia es una élite, no creo que el autor aludido busque un espacio en burbujas tales.

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    1. Creo que ya nos estamos yendo demasiado al extremo. O sea, ¿ese "ruido judeocristiano" es capaz de tomar una lengua -a priori- sin negación e insertarle mágicamente un complejo sistema de más de 5 partículas negativas con usos bastante específicos?, ¿y de la nada un hablante nativo de mapudungun las adopta y las usa en su habla natural?. No, no me parece probable.

      Utilicé como fuente Pascual Coña por el simple motivo de que el libro está disponible en internet y la gente puede verificar cada una de las frases. Pero tome cualquier otro libro en mapudungun, o cualquier video de Youtube, o escuche en persona a cualquier mapuche hablando en mapudungun, y se dará cuenta de que la forma en la que se expresan las frases negativas en mapudungun es tal como está descrito aquí. No se puede decir que la negación no exista en mapudungun, ejemplos ya di por montones.

      Ahora, si no me va a creer porque según usted Pascual Coña estaría supuestamente influenciado por lo occidental, entonces no le podemos creer a ningún mapuche nada, porque hoy en día están todos -en mayor o menor grado- expuestos a lo occidental y por ende tanto o más influenciados.

      Ampife se dice ampife, y tal como indiqué en el artículo, proviene del quechua hampiq, que significa curandero (del verbo hampi-, curar). El que le habla al alma se diría de otra forma, por ejemplo züngupüllüfe (de forma paralela a "züngumachife"), o püllü engu nütramkalu, o de muchas otras formas. Pero la palabra "ampife" no puede significar "el que le habla al alma" bajo la lógica de la lengua mapuche. Tal como lo dice María Catrileo (hablante nativa del mapudungun), hay palabras que pueden formar compuestos y otras no. Y una de esas palabras que *no* pueden formar compuestos es "am".

      Y no, filología y poesía son oficios diferentes. No tengo nada personal contra Ziley Mora, sólo desmiento algunas falsedades que afirma. Usted está llevando la desestructura a tal extremo que en ese caso se vuelve paradógica, porque ese desestructuralismo también es una forma estructurada de ver las cosas. Y, le guste o no, debemos aceptar que Ziley Mora es parte de una élite que goza de un gran espacio en esa misma burbuja que usted critica.

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