Vida, obra y muerte de Bartolina Sisa
La vida, obra y muerte de la lideresa indígena Bartolina Sisa, como ejemplo de lucha por la emancipación del yugo español, junto a su esposo Túpac Katari, es narrada en un trabajo de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia, que lleva el nombre de la mártir.
El historiador Nicanor Aranzáes, citado en el folleto La Historia de Bartolina Sisa, menciona que Sisa nació el 25 de agosto de 1750 en la provincia Loayza del departamento de La Paz.
Fue hija de José Sisa y Josefa Vargas, originarios del Alto Perú, que vivían del comercio de la coca de los Yungas y de la tela o bayeta de la tierra, para liberarse del sometimiento al que estaban condenados todos los pueblos originarios de esas tierras.
Ante esta realidad, la familia Sisa se trasladó a la Villa de Sica Sica. “Es ahí que junto a sus padres Bartolina adquirió la experiencia en el rubro del comercio, logrando independizarse a los 19 años”, menciona el folleto.
Durante sus viajes por muchas ciudades, pueblos, comunidades, minas, cocales, Bartolina Sisa Vargas conoció la realidad en la que vivían los pueblos andinos.
Es así que observó el sometimiento, la explotación, las ofensas y el abuso que sufrían sus hermanos indígenas por parte de las autoridades, los blancos españoles.
Esta realidad —agrega la investigación— genera una “convicción de protesta contra todo el sistema colonialista de explotación de la entonces joven Bartolina Sisa.
Relación con Julián Apaza
Julián Apaza (Túpac Katari), que luego se convertiría en el esposo de Bartolina Sisa, también fue parte del comercio de la coca, luego de estar dos años en el trabajo forzado en la mita en las minas de Oruro. En uno de sus tantos viajes y frecuentando los mismos lugares, se conoce con Bartolina Sisa.
Bartolina fue descrita por algunos historiadores como una mujer aguerrida que dominaba el kurawa (onda) y el fusil. Sabía montar caballo, era joven y de piel morena, atractiva, esbelta y de ojos negros, y muy inteligente.
Mientras que Julián Apaza era un hombre de buenas condiciones físicas y una inteligencia notable.
En 1772, ya casados, tuvieron el primero de sus cuatro hijos (tres varones y una niña). Según el historiador Alipio Valencia Vega, el primer hijo fue capturado en Perú por el brigadier Sebastián Segurola, en 1783, y se cree que posteriormente fue asesinado. Los otros llegaron a sobrevivir y cambiaron de nombres y apellidos.
Virreina
Bartolina Sisa, que además era hábil para las actividades de la campaña rebelde, desde el primer momento, ya que contaba con la total obediencia de los indígenas sublevados.
Antes del cerco a La Paz, rumbo a al liberación de su pueblo, Sisa fue nombrada Virreina y Túpac Katari Virrey del Inca.
Con ese título, Bartolina organizó campamentos militares durante la sublevación en El Alto, en Chacaltaya; en Killi Killi; en el Calvario; en el valle de Potopoto y en las alturas de Pampahasi.
La rebelión
Al enterarse Julián Apaza de los levantamientos y de las posteriores ejecuciones de los hermanos Katari en Chayanta (Potosí), y de José Gabriel Tupac Amaru, en Tinta, decide tomar un nombre de guerra y se hace llamar Túpac Katari.
En marzo de 1781 comienza el levantamiento en Ayo Ayo. La táctica de lucha era el cerco y reúne 40.000 hombres para sitiar la ciudad de La Paz. En julio, el número de insurgentes se duplicó.
Los principales cercos estaban en El Alto y Pampahasi comandados por Túpac Katari y Bartolina Sisa, respectivamente.
Los primeros asaltos causaron enfrentamientos entre el ejército español y el indígena. Los indígenas tenían superioridad numérica y españoles contaban con armas de fuego.
El 17 de mayo, Sebastián Segurola, al enterarse de que en Pampahasi comandaba una mujer, envió un ejército para romper el cerco. Sin embargo, Sisa resiste y logra triunfar.
Después de tres meses de cerco y sin provisiones, el ejército español comenzó a debilitarse por hambre, y la Real Audiencia de Charcas, al enterarse, envía 1.700 hombres para destruir el cerco.
El 30 de junio, los ejércitos indios se replegaron sin oponer resistencia y los españoles empezaron a instigar a la traición y a ofrecerles el indulto si entregaban o delataban a los cabecillas
El 2 de julio, Bartolina se traslada desde El Alto hasta Pampahasi a causa de ese rumor.
Desciende por Tembladerani llega hasta Sopocachi y ahí algunos de sus acompañantes que habían hecho contacto con los españoles la traicionan. La toman presa y la entregan a cambio del indulto, que finalmente no les fue concedido.
En la prisión fue torturada y humillada por el brigadier Sebastián Segurola para obtener información. Pese a las agresiones, Sisa no reveló ningún dato.
Según Valencia Vega, Sisa, estando en prisión Túpac Katari, restablece el cerco.
Muerte de Bartolina Sisa
Durante el segundo cerco, Túpac Katari intentó liberar a Bartolina a través de varios intentos, tanto bélicos como pacíficos. Ofreció intercambiar a Sisa con el cura Vicente Rojas e incluso con él mismo.
El 17 de octubre llegó un ejercito de 7.000 hombres al mando del sanguinario José de Roseguín, desde Buenos Aires, para romper el cerco.
La batalla fue encarnizada, pero la superioridad en armas hizo que Túpac Katari se repliegue hasta Peñas.
Posteriormente se movilizó hasta Chinchayo, donde fue apresado a las 02.00 de la madrugada del 10 de noviembre por la traición del primo de Bartolina, Tomás Inca Lipe, que era su más apreciado y cercano colaborador.
El 14 de noviembre, Bartolina Sisa fue obligada a presenciar el descuartizamiento público de Túpac Katari en la plaza de Peñas.
Después de casi un año de encierro, al amanecer del 5 de septiembre de 1782, el oidor Tadeo Diez de Medina pronunció la sentencia de muerte, condenándola a ser sacada a la plaza mayor atada a la cola de un caballo y arrastrada hasta morir cruelmente.
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